Una pequeña familia, aunque extendida por el mundo entero, se basta con el amor y el cariño, con estar bien unida, haciendo el bien.

Cuando todo tiene un precio, incluso las personas y las relaciones, nos prostituimos, nos convertimos en alcahuetes, meros tratantes, y los demás en pura carne de cañón.

Condenando sin más podemos caer en la hipocresía. Antes de juzgar debemos mirarnos a nosotros, ver qué podemos hacer para mejorar esa situación o ayudar a esa persona.

Si queremos crecer en el amor y así ser felices, aprendamos a hacer el bien, busquemos el bien de los que amamos, corrijamos lo que no va.

Una vez descansados, podemos enfocar la vida con mayor acierto, con serenidad.

Bauman hablaba de sociedad líquida, pero avanzamos y somos gaseosos.

A veces, los fracasos son tan productivos como los éxitos.

En medio de las lágrimas, en tensión por la intensidad de su oración en las JMJ, una joven con ceguera abrió los ojos y pudo ver perfectamente.

Con Dios nadie puede, tiene una paciencia infinita y siempre gana. El Papa confiesa al voluntario cordobés Francisco Valverde en la JMJ de Lisboa. Cordobeses en la JMJ de Lisboa: "Allí uno se da cuenta de que la Iglesia está viva, que es grande y hay un futuro".

El bien suele ser aquello que se considera deseable, valioso para nosotros.